Pasé de quererle a él a pasar de él y quererme a mí.
Que raro se me hace pensar en un nosotros como algo que no
va junto, tú y yo inseparables o eso decías. Pasó tan rápido. Nunca he pensado que
estaría contigo toda mi vida, honestamente al estar contigo ni pensaba, dejaba que el
tiempo volase entre nosotros, que crease esa atmósfera envolvente. Y así era,
día tras día caricias, y besos, y sonrisas. Tu sonrisa. Paralizaba todo mi ser
excepto el sistema nervioso, yo seguía sintiendo las mariposas acercarse con solo
uno de tus roces. Pero dime,¿ de que me sirve recordar esto? Lo único que
consigo son escalofríos y dolores de cabeza. No sé, supongo que la cosa cambió,
que cambié, me cambiaste. A veces me pregunto por qué no me quedé enredada a ti
en alguno de tus abrazos, aún seguiría sintiendo tu respiración agitada. Pero
justo entonces recuerdo que la vida no es que siga, la vida empieza para mí,
para conocer y errar, reír y soñar y ¿por qué no? Ir de boca en boca hasta
encontrar aquella que no solo quiera besarme sino que me dedique sus mejores
palabras, aquellas verdaderas. No con esto olvidar tu amor es mi objetivo, todo
lo contrario, quiero conservarlo en un rincón de mi memoria para que sea yo la
que vaya a visitarlo cuando quiera y no tú que inundes mis sentidos a tu gusto.
He aprendido a quererme, ¿qué por qué? Si no lo hago yo, no lo hace nadie.
Demasiado típico. Me quiero y punto, soy yo la que me aguanta día y noche, y
prefiero llevarme bien conmigo misma, dejar atrás los llantos por caprichos
inalcanzables, dar paso a la alegría de disfrutar en mi compañía un poco más.
Comentarios
Publicar un comentario