Amaneceres dionisíacos.

Ardiente olor a canela,
y en tus besos un suspiro
hondo y frágil como la luna,
que de hielo cubre su encanto.

Bailaré en las nubes descalza y desnuda
del pudor que nos envuelve, sin creer en
un mañana, disfrutando los placeres.
Y yo prometo espantar hasta el menor de tus problemas,
 tus miedos convertiré en canciones, que bailaremos desnudos de pudores.

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